Método deductivo, inductivo y abductivo

¿La teoría científica es una construcción que se deriva con posterioridad al registro sensorial de los hechos o el punto de partida son los problemas que aparecen en teorías previamente  stablecidas? No entiendo la diferencia entre deductivismo e inductivismo. ¿Los científicos actuales utilizan un método inductivo o hipotético deductivo? ¿Cuál es el método de la ciencia?

Uno de los supuestos que caracteriza la producción de conocimiento científico afirma que el punto de partida de la ciencia es la observación, lo cual implica que la teoría científica es sólo una construcción que se deriva absolutamente y con posterioridad al registro sensorial de los hechos. Es decir, en principio, las cosas son lo que visiblemente son. Otros afirman que se conoce siempre desde y hacia un esquema ideológico previo. Es decir, algo es lo que se espera lógicamente que sea. ¿Cuál postura conviene más al método científico....? ¿Observamos primero y después inferimos hasta llegar a la teoría? ¿O partimos de un problema y luego observamos haciendo otra clase de inferencias llamadas deductivas?

Como se darán cuenta se trata de resolver cómo hacemos para conocer. En la práctica de investigación se aplican mecanismos tanto inductivos como deductivos, pero el proceso de producción de conocimiento es más complejo. Si analizamos el proceso en toda su dinámica podemos reconocer que es otro el tipo de razonamiento que se aplica por lo general en la investigación científica. Se avanza en ambos sentidos, de los casos a la teoría y de la teoría a los casos. El proceso se alimenta de la tensión dinámica que opera sobre la relación entre ambos niveles conceptuales. En los términos que propone Peirce llamamos a este procedimiento MÉTODO ABDUCTIVO o de INFERENCIAS POR HIPÓTESIS.

El MÉTODO ABDUCTIVO integra tanto al método inductivo como deductivo. Los integra sin negarlos, pero los pone en movimiento bajo una lógica distinta.


a) Si seguimos el MÉTODO DEDUCTIVO no necesitamos ver el color del cisne, ni evaluar estados de alienación. Deducimos su color o el estado a partir del axioma. Si surge un cisne de otro color o la persona no sufre de alienación, el hecho será ignorado por el procedimiento y la actividad científica no podrá aprender del error. Al filósofo racionalista o idealista poco le importa este hecho.

b) Si seguimos el MÉTODO INDUCTIVO habremos de arribar a conclusiones parciales a partir de un análisis de casos individuales. La regla o conclusión general surge de observar un denominador común en un número determinado de eventos. Si no hay un denominador común los casos negativos serán ignorados por el procedimiento y la actividad científica sólo habrá de generar reglas positivas (los cisnes sólo podrán ser blancos, no habrá cisnes negros dados que ellos serán objeto de otra ley o regla; del mismo modo, la TV sólo podrá ser un factor de alienación).

c) Si seguimos el METODO ABDUCTIVO, dado un resultado parcial (hechos) y una regla previa aceptada (teoría), nos interrogamos si el caso pertenece a dicha regla. El análisis empírico del caso nos puede llevar a dos situaciones muy distintas: 1) a confirmar el dato, ampliar el resultado y confirmar la teoría conocida (los cisnes son blancos o ver TV es factor de alineación); o 2) refutar el dato, corregir el resultado y reformular la regla (hay cisnes negros o ver TV no siempre es causa de alienación). La actividad científica habrá aprendido del error y podrá elaborar reglas negativas o relativas (los cisnes pueden ser negros o blancos o ver TV no es un factor alienante).

En la práctica de investigación el método abductivo se aplica de manera permanente y sistemática. En la vida cotidiana, no tanto. Por lo general, nos reflexionamos a partir de deducciones o inducciones. Los científicos parten de teorías y de hechos aceptados y para confirmarlos o refutarlos se preguntan si tal o cual caso puede ser reducido o no a ese universo conocido. Que los propios científicos no sepan cómo trabajan o crean que en sus prácticas están siguiendo un método inductivo o deductivo, no tiene importancia.

Siguiendo este modo de razonar (el cual incluye al método falsacionista de Popper), la pregunta que se hace un investigador es sí un determinado hecho o caso corresponde o no a una ley, si se ajusta o no a una teoría. Para ilustrar este proceso analicemos el problema lógica que encierra. Si tanto la teoría como los hechos que ponemos como evidencias son construcciones, son conceptos relacionales, construcción conceptual, cuál es la racionalidad detrás de la regla científica que establece que cuando los datos no ajustan a la teoría, se debe cuestionar o rechazar la hipótesis teórica y se aceptan los hechos de la experiencia. ¿Por qué se rechaza la teoría y no se rechazan los datos? ¿Si teoría y datos son construcciones, por qué en la actividad científica se rechaza la hipótesis cuando los datos no confirman su predicción? Desde el punto de vista formal no parece haber justificación. Al respecto, se pueden reconocer tres argumentos fallidos.

1) Los empiristas sostienen que los datos tienen mayor jerarquía que la teoría porque están más cerca de la realidad. Tal como vimos, muy poco sabemos acerca de la realidad para poder fijar algún criterio sobre qué tan cerca o lejos podemos estar de ella a través de datos que han sido construidos.

2) Un segundo argumento sostiene que se trata de un acuerdo de la comunidad científica para poder establecer un criterio práctico de evaluación de resultados. Pero esto tampoco se sostiene. Siempre sería posible romper el acuerdo y generar conocimientos legítimos adoptando otro criterio; y esto no ocurre.

3) Por último, existe una solución práctica. Imaginen un geógrafo que va por los mares siguiendo una cartografía y que descubre un pequeño islote que no estaba en el mapa. El geógrafo tiene dos posibilidades: señalar la isla en el mapa o dinamitar la isla. Esto es muy interesante, no porque se obtenga una respuesta lógica al problema, sino porque la práctica que describe no es muy lejana a lo que muchas veces hacen algunos investigadores científicos.

¿Qué piensan ustedes, cómo resolvemos el dilema? Sin duda, podemos resolver el problema de manera más satisfactoria. El tema es que las hipótesis teóricas surgidas en el marco de una investigación constituyen proposiciones que ofrecen nuevas visiones de lo real a partir de evaluar datos conocidos y aceptados, construidos en el marco de un proceso de investigación anterior. Dado que las hipótesis se proponen confirmar o refutar en qué medida ciertos hechos se ajustan o no a una teoría (siguiendo el método abductivo), los datos preexistentes, expresión de una teoría suficientemente validada, constituyen los resultados que deben ser contrastados. En el caso de que tales datos conocidos se vean refutados, cabe aceptar provisoriamente la hipótesis alternativa sugerida y descartar -al menos poner en duda- los datos o la teoría que les dan sustento. En cambio, en el caso de que las evidencias conocidas no puedan ser refutadas por la investigación, corresponde poner en duda la hipótesis teórica alternativa y aceptar la validez de los datos conocidos y, con ello, la validez relativa (hasta que se demuestre lo contrario) de la teoría anterior. En nuestro ejemplo de los cisnes, mientras todos los cisnes sean blancos, la regla conocida es válida. Sólo en la medida que surja algún cisne negro podré reformular la teoría original. Sólo puedo poner en duda una hipótesis teórica si los datos conocidos se ven contradecidos por otras evidencias empíricas. Para que eso ocurra, una pregunta científica o “hipótesis falseable” debe haber sido conceptualizada: “¿este cisne es blanco?” “¿la alienación es provocada por ver TV?”.

Fuente: http://www.catedras.fsoc.uba.ar/salvia/comunicacion/teoricos/2-2-2006.htm

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